lunes, 5 de noviembre de 2012

PRINCIPALES RAZONES PARA NO ADHERIRNOS A LA ROMA ACTUAL




Las Consagraciones tuvieron lugar hace 24 años, por los años que han pasado, las nuevas generaciones perciben menos el peligro de una adhesión con la Roma de Benedicto XVI. También el desgaste del combate… Entonces es muy importante recordar las razones fundamentales de nuestra situación actual y de los peligros a los que todavía estamos expuestos por la adhesión.

1) EL COMBATE DE LA FE

« No es con alegría en el corazón que nosotros hemos tenido dificultades con Roma. No es por placer que hemos tenido que luchar. Nosotros lo hemos hecho por los principios, para conservar la fe católica. Y ellos (Dom Gérard y los otros ya adheridos) colaboraban con nosotros. Y de repente se abandona el verdadero combate para irse con los demoledores bajo el pretexto que se han acordado ciertos privilegios. Esto es inadmisible. Ellos han abandonado prácticamente el combate de la fe. Ellos ya no pueden atacar a Roma”. (Monseñor Lefebvre; entrevista en Fideliter n°79, p. 6, enero de 1991)

 2) LA REALEZA SOCIAL DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO.

« No hay que sorprenderse si no llegamos a entendernos con Roma. Esto no será posible mientras que Roma no regrese a la fe en el reinado de Nuestro Señor Jesucristo… Nosotros chocamos en un punto de la fe católica” (Monseñor Lefebvre, conferencia en Sierre el 27 de noviembre de 1988; Fideliter n°89, p. 12) “Cuando nos hacemos la pregunta de saber cuándo habrá un acuerdo con Roma, mi respuesta es simple: cuando Roma re-corone a Nuestro Señor. El día en que ellos reconozcan de nuevo a Nuestro Señor como Rey de los pueblos y de las naciones, no es a nosotros a quienes ellos se unirán, sino a la Iglesia Católica en la cual permanecemos”. (Monseñor Lefebvre; conferencia en Flavigny, diciembre 1° de 1988; Fideliter n°68 p.16)

 3) El ECUMENISMO

« El Papa es más ecumenista que nunca. Todas las ideas falsas del concilio continúan desarrollándose… Por lo tanto es absolutamente inconcebible que podamos aceptar colaborar con una jerarquía semejante.” (Monseñor Lefebvre, Fideliter de Enero 1° de 1991, p.4)

4) LAS REFORMAS CONCILIARES

« Nosotros rechazamos, al contrario, y siempre hemos rechazado el seguir a la Roma de tendencia neo-modernista y neo-protestante que se ha manifestado claramente en el Concilio Vaticano II y después del concilio en todas las reformas que han salido de él”. (Monseñor Lefebvre, “Carta” del 21 de noviembre de 1974).

« He esperado hasta el 5 de junio para escribir al Papa : « Lo siento mucho, pero no podemos entendernos. Ustedes no tienen el mismo objetivo que nosotros. Haciendo un acuerdo, vuestro objetivo es llevarnos al Concilio. El mío es al contrario, poder mantenernos fuera del Concilio y de sus influencias.” (Monseñor Lefebvre, conferencia en Flavigny de diciembre de 1988; Fideliter n°68, p.15)

5) SOMETIMIENTO A LOS OBISPOS

« Tenemos que convencer absolutamente a los fieles de que se trata de una maniobra, que es un peligro ponerse entre las manos de los obispos conciliares y de Roma modernista. Es el peligro más grande que los amenaza. Si hemos luchado durante 20 años para evitar los errores conciliares, no debemos ponernos en las manos de aquellos que los profesan! (Monseñor Lefebvre, Fideliter de julio de 1989, n°70, p.13)

6) LA REDUCCION AL SILENCIO

« Cuando ellos dicen que ellos (los que acordaron con Roma) no han perdido nada, es falso. Han perdido la posibilidad de contradecir a Roma. Ya no pueden decir nada. Ellos deben callarse por los favores que les han sido acordados. Para ellos es imposible denunciar los errores de la Iglesia conciliar.” (Monseñor Lefebvre, Fideliter n°79, p.3)
« Después del acuerdo, la libertad de crítica está perdida” (Padre Aulagnier, Fideliter de marzo de 1991, n°80, p.5). ¡Vaya que sí!

7) LA OSMOSIS LIBERAL

« Sobre todo, si hubiera un arreglo con Roma, estaríamos invadidos por cantidades de gente: Ahora que tienen la Tradición y están reconocidos por Roma, van a venir con nosotros. Hay mucha gente que seguirá con su espíritu moderno y liberal, pero que vendrán con nosotros porque les va a gustar asistir de vez en cuando a una ceremonia tradicional y tener contacto con los tradicionalistas. Y esto será muy peligroso para nuestro medio tradicional. Si somos invadidos por toda esta gente ¿qué va a pasar con la Tradición? Poco a poco va a haber una especie de ósmosis que se producirá, una especie de consenso… Muy despacio, muy despacio, vamos a terminar por no ver la distinción entre el liberalismo y la Tradición. Es muy peligroso”. (Monseñor Lefebvre, conferencia en Flavigny el 11 de junio de 1988, Fideliter n°68, p.23)

8) EL JURAMENTO CONCILIAR DE 1989

Algunos meses después de las consagraciones de 1988, el Cardenal Ratzinger reintrodujo para los sacerdotes el prestar un juramento/profesión de fe, jurado con la mano en el Evangelio. Paulo VI suprimió el juramento antimodernista impuesto por San Pio X, ahora la Roma conciliar ha impuesto el suyo, que obliga a profesar el magisterio neo-modernista y conciliar: “(§3) Además, con una sumisión religiosa de la voluntad y la inteligencia, yo me adhiero a las doctrinas que son enunciadas, sea por el Pontífice romano, sea por el Colegio de los Obispos, cuando ejerzan el Magisterio auténtico, incluso no tienen la intención de proclamarlo un acto definitorio.” (Texto oficial francés, Documentación católica n!2033 p. 757)
 Comentario de Monseñor Lefebvre: « Este es un hecho muy grave. Porque pide a todos los que acuerdan con Roma o que pudieran hacerlo, el hacer una profesión de fe en los documentos del Concilio y de las reformas posconciliares. Para nosotros, es imposible”. (Entrevista, Fideliter de enero de 1991, n°79, p. 4)
A principios del 2001, el Cardenal Castrillón Hoyos hizo proposiciones de acuerdo canónico muy ventajosas, poniendo una condición: hacer ésta profesión de fe al magisterio actual, como Monseñor Fellay se lo explicó a los sacerdotes: “Roma haría un decreto por el cual sería erigida una especie de cuasi-diócesis personal (…) Nosotros seríamos independientes de los obispos locales (…) Esta sería una especie de ratificación en derecho de que lo que somos y hacemos está deshecho. Nosotros, y en particular los obispos, no tendríamos nada especial que firmar, ninguna declaración particular, simplemente la profesión de fe que toda persona debe pronunciar al recibir una carga eclesiástica, con el juramento de fidelidad”. (Cor Unum n!68, febrero de 2001 p.1-2)
 Benedicto XVI –quien ha redactado este juramento en 1989- parece valorarlo muy particularmente. El exigió por ejemplo que los sacerdotes chinos que se reintegraron a la Iglesia católica oficial, renovaran esta profesión de fe cada año el Jueves Santo, “como testimonio de la plena comunión reencontrada” (Doc. Cat. N°2384, p. 676)
Como Monseñor Lefebvre, hay que insistir en la gravedad de esta condición sine que non vinculada a un acuerdo, y sobre la imposibilidad para nosotros de suscribirla en conciencia: “Tal cual es, esta fórmula es peligrosa. Demuestra muy bien el espíritu de estas personas con las cuales es imposible entenderse” (Entrevista, Fideliter N°70, julio de 1989; también Fideliter n°73 p.12 y en el n° 76 p.11)

9) LA FUNESTA EXPERIENCIA DE LOS « RALLIÉS »

¡Ninguna nueva vocación con Dom Agustín en Flavigny desde 1986!
Dom Gérard se jactaba de haber puesto como segunda condición a su acuerdo de 1988: “Que ninguna contrapartida doctrinal o litúrgica nos sea exigida y que ningún silencio le sea impuesto a nuestra predicación antimodernista”  (Présent 19/08/88; Fideliter n°65 p. 18). El 27 de abril de 1995, el concelebró la nueva misa con Juan Pablo II, y el 14 de octubre de 1998, para poder entrar a la congregación benedictina de Francia, firmó un reconocimiento completo del Vaticano II y el permiso para sus monjes de concelebrar en otras comunidades.
 El Padre Laguérie obtuvo en los estatutos del IBP, el privilegio del "rito exclusivo" de la Misa Tridentina y de la "crítica seria y constructiva" del Vaticano II. Privilegios que han sido cuestionados ahora por el Vaticano (Carta del 23 de marzo de 2012 de Monseñor Pozzo, visitador canónico).

 10) NO AL ACUERDO PRACTICO SIN UN ACUERDO DOCTRINAL

« Supongamos que de aquí a un cierto tiempo Roma nos haga un llamado, que quiere vernos, restablecer el dialogo, en ese momento soy yo el que pondría las condiciones. Yo no aceptaría estar en la situación en la que estamos luego de los coloquios. Se acabó.
 Yo colocaría la cuestión en el plano doctrinal. "¿Están de acuerdo con las grandes encíclicas de todos los Papas que les han precedido? ¿Están de acuerdo con la Quanta Cura de Pío IX, Immortale Dei, Libertas de León XIII, Pascendi de San Pío X, Quas Primas de Pío XI, Humani Generis de Pío XII? ¿Están ustedes en plena comunión con estos Papas y sus afirmaciones? ¿Aceptan todavía el juramento antimodernista? ¿Están a favor del reinado social de Nuestro Señor Jesucristo?
 Si no aceptan la doctrina de sus predecesores, entonces es inútil hablar. Mientras no acepten una reforma del Concilio teniendo en cuenta la doctrina de estos Papas que les han precedido, no hay diálogo posible. Es inútil. Las posturas serían más claras. (Monseñor Lefebvre, Fideliter n°66, noviembre de 1988)

CONCLUSION:

 “Es entonces un deber estricto para todos los sacerdotes (y todos los fieles) que quieran permanecer católicos, separarse de esta Iglesia conciliar mientras que no regrese a la tradición del Magisterio de la Iglesia y de la fe Católica”. (Monseñor Lefebvre, Itinerario Espiritual, 1990, p.31)

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